Engarzame antes,
fiel obrero
que de estaño tengo el jabón
quiero hierro
bien caliente
quiero hierro
y no me voy.
Me darán campanas
me darán cometas
y sin dejar las palmas
daré cuerda al latón;
correré con mis chancletas
y me venderé al mejor postor.
Dejá el palo, vida mía
dejalo en el ventilador
que son sucias estas huellas
que me queman sin candor.
El jinete sabe,
pero no afloja:
juega a vino, y por amor;
reniega del comisario,
que a su hermano le mató.
Y qué le van a dar al tigrecito,
después de cinco feligreses
¡cinco feligreses caídos!
¡al río, como si bombas fuesen!
Crisantelmo enrarecido
y las manos frías del doctor
repiqueteando en la porquería
(...magra vida del labriego,
magra vida del Señor.)
El cobre y la laguna
brillan más fuerte a la lumbre,
la lumbre de mil huestes
que gatean entre ubres
de vacas de mala muerte.
Masticamos vidrio molido,
me emperro y digo entre dientes:
me emperro y digo entre dientes:
partamos, es momento;
besá el cemento, dejá el hierro,
que sólo marca en caliente.
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